Reparto

En los cabarets te podés enganchar sida, o la chota con el cierre. Pero minas nunca. Por eso van tanto los tipos, porque hay minas… pero no. Y entre casarte y el sida, no sé… habría que pensárselo un rato ¿no? Y el negro, en un ritual de complicidad, le clavó la punta del codo justo por debajo de la costilla. Al Raúl se le salió todo el mate por el nazo y el negro casi se lleva puesto un motoquero de tanto cagarse de risa.

Es asi, Raulito. Flor de hija de puta son las minas. Ni bien aparecen empiezan las cagadas. Por eso, no te enamores, Rauli… y el to que le faltaba lo usó para decir: Todo el culo te parto, colarada.

Y la cabeza del negro volvió a entrar en la chata justo cuando el Raúl le decía:
Negro, me parece que había que doblar en la que pasamos.

Continuado

Las historias de amor, esas del cine, son una mierda. La mina se coge al mejor amigo, le roba un riñón al tipo para comprarse una cartera y le pone sandía en el vino sin que se avive. El chabón nunca hace nada, a lo sumo se pone en pedo y garpa 100 dólares para contarle a una puta que cuando era chico le soltaron el loro por miedo a la psitacosis. Pero todo se soluciona cuando él impide que ella se vaya a vivir a Boston corriendo como un infeliz adentro de un aeropuerto.

Y de eso yo tengo los huevos en caldo, porque la vida siempre es una mierda. - Le dijo Marito mirándolo serio.

Y el Raúl se sirvió otro amargo pensando que nunca le había gustado el mate. Pero como a la Gladys era lo que más le gustaba, el por no dejarla sola se la bancaba. Incluso aunque hubieran pasado 10 años desde que ella lo largara.