Se le habían caído las tetas pero igual no importaba. Total en la cumbia siempre es mejor lo que se mece. Y así nomás se chantó la musculosa violeta sin nada abajo, con las las tetas que miraban el piso como si algo anduvieran buscando. Casi que se escurrió en la religiosa mini negra bien apretadita mientras le salieron, de golpe, los rollos como para ver que pasaba. Las uñas estaban pintadas, asomando por las sandalias trenzadas que tanto lo calentaban al Horacio. De apurada que no pierde lo coqueta se pegó la ultima pasada por el espejito redondo del baño, que apenas si le alcanzaba.
Mucho Perfume imitación de una imitación de uno que no sé como se llama. Los 12 pesos adentro de la tanga anaranjada y unas ganas enormes de que algún negro se le prenda esa noche de las tetas. Y que después, en la semana, la lleve de la mano hasta la pizzería esa, la nueva, la de la avenida, y se coman juntos unas porciones de fugazzetta.