Tenía como metido un motor de torino en el pecho. Las llantas apenas si le tocaban el suelo. 3 lanchas lo corrían y vos no vas a creer, pero justo cruzando la placita lo salió a garronear el ovejero del tumba. Y se ve que no era el día del negro. Apenas si lo tocó, pero fue como si le movieran el suelo. Así como venía fue a reventarse los dientes contra un rastrojero. Después llegaron los gatos, meta sirena y secuencia. Lo cargaron nocau, la cabeza contra el piso del patrullero.
Apareció 3 años después el negro. Y lo primero que hizo fue volver hasta lo del tumba, y meterle 3 tiros al ovejero.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
qué ritmo.
necesito aire.
muy bueno.
Al que le gusta el aire, adentro, no aprende.
bien bien bien
Muy bien.
Publicar un comentario